jueves, 30 de junio de 2011

Eyaculación Femenina. El néctar sagrado.


Hablar de Eyaculación Femenina me suena a un intento bastante forzado por querer equiparar la respuesta sexual femenina con la masculina. Pero es cierto que algunas mujeres viven una experiencia que muchas veces las sorprende y que podría equipararse a la eyaculación masculina.

El tema no es nuevo, ya en el Kamasutra se habla de un líquido que segregan las mujeres al que llamaban “néctar sagrado”. El médico griego Hipócrates también hacia referencia a esto. Por su lado el médico y anatomista holandés Regnier de Graat (1641 – 1673) mencionaba un líquido que según el chorreaba de las partes pudentas. Ya en el siglo XIX Ernst Grafenberg realizo investigaciones en las que hablaba de estos fluidos y explicaba que en ocasiones había que poner una toalla debajo de la mujer para no mojar las sábanas.

Fue Alexander Skene quien en el siglo XIX describió dos glándulas que por ser el descubridor llevan su nombre y son conocidas como las que las Glándulas de Skene, están situadas en la pared anterior de la vagina, alrededor del orificio externo de la uretra, estas se encuentran íntimamente ligadas al área en donde se focaliza el llamado punto G. A éstas glándulas también algunos autores las reconocen como glandulas uretrales, parauretrales, glándulas vestibulares menores, punto U o próstata femenina.

Es muy importante remarcar que en el año 2003, Emanuele Jannini de la Universidad L’Aquila en Italia ofreció una explicación para este fenómeno, así como para la frecuente negación de su existencia. Según el las aperturas de la glándula de Skene varían generalmente en tamaño de una mujer a otra, al grado de que en algunas mujeres ha desaparecido enteramente. Si las glándulas de Skene son la causa de la “eyaculación femenina”, esto puede explicar la ausencia observada de este fenómeno en muchas mujeres. Este dato no me parece menor ya que muchas mujeres consultan preocupadas por no vivir esta experiencia.

Algunos ginecólogos consideran que la llamada Eyaculación Femenina es segregada por tejido prostático parauretral, presente en un 1X1000 de las mujeres.

Por su parte es la lubricación vaginal lo más habitual en todas las mujeres (salvo en algunas situaciones especificas), y se considera la primera fase de la respuesta sexual femenina (equivalente a la erección masculina), acompañada de la segregación de un líquido transparente característico, llamado flujo vaginal, producido por las glándulas de Bartolino, que se encuentran en las paredes vaginales, encargadas de lubricar los genitales, para facilitar la penetración de manera sencilla y sin dolor.

La principal diferencia entre la Eyaculación Femenina y la lubricación, es que la primera se da durante el orgasmo, en cambio la lubricación desde el inicio de la relación.


Patricio Gómez Di Leva
Psicólogo – Sexólogo
www.respuestasexual.com

jueves, 23 de junio de 2011

Porqué hablar de sexo con tú pareja?


En una encuesta realizada recientemente a 100 hombres y 100 mujeres, llegamos a resultados asombrosos. El 70% de los hombres y el 60% de las mujeres no sabían que es lo que mas excita a sus parejas. Cuando preguntamos cuál es la zona más sensible de su pareja, el 80% de los hombres y el 70% de las mujeres tampoco lo sabían.

El problema es un problema de comunicación. Si queremos saber cuál es la comida preferida de nuestro candidato, se lo preguntamos. Si queremos saber si le gustan las comedias o los dramas, se lo preguntamos, pero con la sexualidad no hacemos lo mismo, esperamos adivinarlo, y en el mejor de los casos descubrirlo. Experimentar puede ser muy interesante, pero no podemos dejar todo en manos de la experimentación, para que complicar algo que puede ser mucho más sencillo preguntando.

Es cierto que el otro puede captar que es lo que más nos gusta, pero esto se complica cuando no solo no decimos lo que nos pasa, sino que hasta llegamos a mentir. Muchas mujeres están acostumbradas a fingir orgasmos, sin darse cuenta que de esta forma se alejan de la posibilidad real de tenerlos. Mentir confunde, le da al otro señales falsas acerca de lo que uno quiere o le gusta.

Los hombres muchas veces sentimos la presión por estar siempre listos y preparados para una noche de sexo, y nos cuesta aceptar que podemos estar cansados, estresados, preocupados o con la cabeza en otro lado, y ahí aparece la presión y de la mano de la presión la frustración.

Por todo esto es necesario que hablemos de sexo con nuestras parejas, no hay nada malo en preguntarle que le gusta, que fantasía querría cumplir, que es lo que siempre quiso y nunca se animo a hacer, que necesita, cual es su zona más sensible, etc etc etc.

Siempre que una pareja llega a consultar por problemáticas sexuales, confirmo que en la mayoría de los casos los problemas se originaron en una mala comunicación. Y cuando la mala comunicación no fue el origen, si acrecentó el problema y genero el famoso efecto de bola de nieve, que va agrandando la problemática hasta hacerla inmanejable. Problemas que se podrían resolver con una conversación se convierten en problemones que pueden llevarnos a situaciones sin retorno.

Mi primer sugerencia es que establezcan espacios de conversación , donde cada uno pueda decirle al otro las cosas que le pasan y sienten. Así como los equipos de trabajo se reúnen semanal o quincenalmente, la pareja es un equipo que necesita de espacios de reflexión mutua.

A las parejas les pido que completen oraciones como:

Lo que más me gusta en el sexo es …
La zona más sensible de mi cuerpo es …
Lo que me enciende es …


Y después de responder una serie de preguntas por escrito les pido que me digan que piensan que su pareja contesto, y lamentablemente, casi nunca coinciden.

Pero no entres en pánico, estas a tiempo de contarle y preguntarle.

Mi propuesta es que le digas a tu pareja: “mi amor, hoy quiero hablar de sexo”, y sería una buena excusa para una comida a la luz de las velas, y después poner en práctica algunas de las cosas que vas a descubrir. Y si querés ir por mas, podes decirle lo que te gusta mientras hacen el amor.


Lic. Patricio Gómez Di Leva
Psicólogo – Sexólogo
www.respuestasexual.com

viernes, 17 de junio de 2011

¿Se puede curar la homosexualidad ?


Es posible curar la heterosexualidad? La respuesta a esta pregunta es clara y todavía no encontré a nadie que dude a la hora de responderla . No, la heterosexualidad no se puede curar. Y el principal motivo que impide la cura de la heterosexualidad es que la heterosexualidad no es una enfermedad.

Mas allá de la coincidencia y claridad a la hora de responder esta pregunta, es muy difícil o casi imposible escuchar en los medios de comunicación, en reuniones sociales o que llegue al consultorio una persona con este planteo. Sin embrago no sucede lo mismo si nos preguntamos acerca de la cura de la homosexualidad, muchas personas heterosexuales, homosexuales y bisexuales se hacen esta pregunta.

Asi como no se puede curar la heterosexualidad, tampoco se puede curar la homosexualidad. La homosexualidad no se puede curar porque no es una enfermedad. Para ser mas claros, ni la heterosexualidad ni la homosexualidad pueden curarse, porque ni una ni la otra son enfermedades.

Si hacemos un viaje en el tiempo y recorremos diferentes culturas tal vez podamos entender mejor este planteo. Por ejemplo ,los Griegos desconocían la palabra homosexualidad - que aparece por primera vez en el siglo XIX – y no tenían ningún termino equivalente, porque suponían que todos los hombres eran capaces de sentir pasión, tanto por los hombres como por las mujeres.

El amor entre personas del mismo sexo, ha existido en todas las épocas a lo largo de la historia, aunque cada cultura le asigno valoración diferente. En el siglo XII a.c, los Asirios la sancionaron con la castración. Los egipcios concibieron un dios, Seth, que tomó como amante a otro dios, Horus. El mito del Andrógino, ya estaba presente en los Egipcios, que adoraban a Haapi, un dios que era macho y hembra a la vez. Para los griegos, la figura erótica por excelencia, era la del adolescente varón.

Cuando comparamos diferentes sociedades, vemos que la homosexualidad no es un problema, a menos que los miembros de dicha sociedad la convierten en un problema, a través de sus prejuicios y leyes restrictivas.
Si avanzamos unos siglos en el tiempo nos encontramos con que en el año 1973, la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos, y en 1974, la Organización Mundial de la Salud, determinaron que la homosexualidad no es una enfermedad mental. Y definieron la salud sexual como la integración de los elementos somáticos ,emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor (OMS. Serie de Informes Técnicos No. 572, 1975)

Robert Spitzer tuvo un rol clave en la exclusión de la homosexualidad del Manual de Enfermedades Mentales de la American Psychological Association (APA), en 1973. Años después, un grupo de personas que se presentaban como ex gays hicieron una manifestación pública a la entrada de una conferencia de la APA, pidiendo que se tomara en cuenta su posición. Spitzer lo hizo. Investigo estos casos y en 2001 concluyó:
"Algunos individuos sumamente motivados, mediante una variedad de esfuerzos de cambio, pueden lograr un buen funcionamiento heterosexual". Muchos de ellos, agrega, lograron manejar su conducta homosexual, pero no su atracción por el otro sexo, aunque si reportaron una mejora en su estado emocional. Muchos anhelaban el cambio porque la homosexualidad no estaba acorde con sus valores y sus creencias religiosas.

Si bien varios grupos plantean que el estudio tiene poco valor científico porque la muestra fue tomada de organizaciones con una fuerte ideología anti-gay y parece ser un reflejo de los prejuicios personales del investigador; en las conclusiones de Spitzer queda claro que lo que el refiere modificar a través de su tratamiento no es el deseo de las personas que se prestan al mismo, sino su conducta. De la misma manera podemos afirmar que a través de un sistema de control y privación de la libertad de los individuos podríamos evitar cualquier tipo de conducta, tanto positivas como negativas, pero justamente lo que no se puede modificar son los deseos y sentimientos mas profundos de las personas. Y lo que aun es mas preocupante es el precio que algunas personas tienen que pagar por intentar curar algo que no se cura por no ser una enfermedad, por supuesto, manipulados por profesionales que lucran con el dolor de esta gente, que no se puede permitir ser quienes son por presiones y temores de una sociedad o de determinados grupos sociales que no toleran la diferencia y la libertad como pilares de una sociedad mas justa, democrática y equitativa.

La orientación sexual no puede ser seleccionada o modificada, lo que uno puedo escoger o modificar, es como uno actúa sexualmente. Y esto nos lleva a pensar en el origen de la homosexualidad. Ser lesbiana o gay es parte de la personalidad total del individuo, como el ser atleta, artista, o zurdo. Dicha personalidad es moldeada desde la concepción por factores genéticos, prenatales, psicológicos y culturales.

Desconociéndose las causas exactas de la heterosexualidad y de la homosexualidad, resultando en ambos casos de la interacción de varios factores, no pudiéndose atribuir la causa de la hetero u homosexualidad a uno solo de ellos.

En este sentido podemos concluir que afirmar la posibilidad de curar la heterosexualidad es tan absurdo como intentar curar la homosexualidad, y que un planteo de este tipo solo puede sostenerse en ideas y creencias heterofóbicas si pensamos en la cura de la heterosexualidad y homofóbicas si pensamos en la posibilidad de cura de la homosexualidad. Si avanzamos un poco mas en este tema, podemos arribar a la conclusión de que aquellas personas que plantean la cura de la homosexualidad no solo están movilizadas por sus prejuicios, sino también por la ignorancia respecto a los orígenes multideterminados de la sexualidad humana, tanto hetero como homosexual.


Lic. Patricio Gómez Di leva
Psicólogo – Sexólogo
www.respuestasexual.com